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14-02-2009 |
Entrevista a Sergio Yahni, periodista israelí que dirige la organización pacifista Centro de Información Alternativa.
Sergio Yahni
Hay otros 700 presos por oponerse a la guerra, por organizar y llevar adelante actividades
YVIKE Mundial
¿Qué relación existe entre la masacre de Gaza y las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo martes en Israel?Hay una relación concreta y directa entre la masacre de Gaza y las elecciones del 10 de febrero. La primera y principal es que el ejército intentaba llevar adelante a su candidato, que es Ehud Barak, ya que en este momento no existe otro candidato que representaría los intereses del Ejército en la sociedad política. Por eso es que esta masacre, esta invasión a Gaza, se hizo para mejorar las posibilidades de Barak de transformarse en ministro de Defensa.
Lo sorprendente es que parece que Ehud Barak no está muy bien en las encuestas, y de alguna forma no han podido evitar ni Tzipi Livni ni Barak, el laborismo israelí, que Netanyahu, una de las opciones más a la extrema derecha del arco político israelí, se haya fortalecido de cara a estas elecciones.
Claro. En este momento lo interesante es que, si bien el Ejército llevó adelante la invasión para poder poner a su persona, a su agente en el Gobierno, la conclusión fue totalmente diferente. Netanyahu y la ultraderecha, son los que al parecer van a gobernar, y está en cuestión la posibilidad de que Ehud Barak sea el próximo ministro de Defensa.
¿Cómo definirías tú el perfil de Benjamin Netanyahu, quien probablemente será el próximo primer ministro de Israel y de Ehud Barak?
Ehud Barak representa más que nada los intereses políticos del Ejército. El Ejército se ha constituido como un partido político, uno más de los partidos políticos, que intenta tener espacio en la política nacional.
Benjamin Netanyahu es otra persona y representa los ideales y la ideología neoconservadora, y el ejército no está muy de acuerdo con eso. Él representa la privatización. Es un agente de Bush, se podría decir; comparte con Bush la ideología neoconservadora, tanto militarmente como políticamente y económicamente. El ejército no está de acuerdo, porque eso los pone en problemas muy serios con respecto a la reducción de presupuestos militares, por un lado, pero por otro lado también a aventuras militares que el ejército no cree que se puedan llevar adelante.
¿Cómo se entiende que el hecho de que los políticos exhiban posturas beligerantes con respecto al pueblo palestino, que privilegien el uso de la fuerza por encima de cualquier otro argumento, que usen la amenaza como argumento político constante durante todo este tiempo sean premiadas en los sondeos de opinión? Aparentemente, la ciudadanía israelí está recompensando con su aprobación la masacre de civiles que el mundo ha presenciado...
Bueno, la ciudadanía israelí está claramente recompensando la masacre, y aún está pidiendo más, porque va hacia la extrema derecha. Pero tenemos también que ver la realidad social que se esconde detrás de esta recompensa. La sociedad israelí está en una profunda crisis social, económica, militar, de seguridad, que no sabe cómo resolver. En este momento la izquierda no está suficientemente coordinada para proponer una alternativa coherente, y lo que queda en el mercado de ideas son las ideas de la extrema derecha, de una derecha ya fascista, y eso es lo que la gente vota. Más que nada, porque el régimen actual está en crisis, la izquierda no tiene alternativa a la crisis, y el fascismo supone una alternativa nacionalista, militarista, y eso es lo que nos lleva a una estrategia de guerra permanente.
¿Cómo definiría usted la cobertura que los medios de comunicación israelíes han hecho de la campaña de Gaza, lo que allí se denomina “la ofensiva contra Hamas”?
En Israel existen cuatro familias que controlan totalmente los medios. De esas cuatro familias, dos familias son traficantes de armas, y los medios en general han apoyado totalmente las políticas del Gobierno, tanto los medios escritos como la televisión y la radio.
Ellos han apoyado unilateralmente la política del Estado, y han llegado a declarar a la oposición a la guerra como traidores de la patria.
Más allá del apartheid que sabemos que Israel impone a los palestinos en sus propios territorios, que están ocupados, ¿cuál es el grado de igualdad, de libertad y de democracia para los propios ciudadanos que están en Israel?
Como has dicho, nosotros vivimos en un régimen de apartheid, tanto dentro de los territorios ocupados como del Estado de Israel. El régimen es uno, es un régimen de apartheid. Lo que estamos viendo en los últimos días es una mayor represión contra las voces alternativas. En este momento hay 700 presos políticos dentro de Israel, ciudadanos de Israel, entre los cuales podemos contar a un compañero nuestro Muhamad Abu Humus, del AIC, que también está preso por oponerse a la guerra.
¿Cuál es el destino de un ciudadano israelí que decide no ir a la guerra cuando es llamado a filas, o en el caso de ustedes, que se interpone en las demoliciones de casas o que registra con su cámara abusos contra los derechos humanos por parte de las fuerzas militares israelíes?
En los tres casos hay una sola respuesta del Estado, que es la cárcel. Yo personalmente fui arrestado por mi trabajo como agencia de medios, por grabar la destrucción de Israel de un cementerio. El compañero nuestro, Abu Humus, que te he dicho que fue organizador de las manifestaciones contra la guerra está en este momento preso. Hay otros 700 presos por oponerse a la guerra, por organizar y llevar adelante actividades. El destino para nosotros es la cárcel.
Cuando una organización política como Hamas se muestra intransigente, en el sentido de que no acepta sentarse a negociar en una mesa, no reconoce como interlocutor al Estado de Israel, la respuesta es la guerra. Pero cuando estaba Yassir Arafat y Fatah en posición de dialogar con Israel, también se decía que el obstáculo para la paz era Al Fatah. Y recientemente hemos visto que dos partidos políticos de ciudadanos árabes con pasaporte israelí, han sido prohibidos, vetados y no van a poder presentarse a estas elecciones por ser “no judíos”. Entonces, ¿cuál es el criterio para Israel para validar al interlocutor?
Bueno, tenemos que desmitificar una cosa. Hamas está dispuesto a negociar con Israel. Lo que Hamas no está dispuesto es a que se cancelen los derechos nacionales del pueblo palestino. La política de Israel es una política represiva contra cualquier tipo de organización política que no esté dispuesta a negociar los derechos legítimos del pueblo palestino. Eso fue Arafat en el pasado, en este momento es Hamas. Y lo que ellos encuentran son líderes peleles pagados por la CIA, como Abu Mazen (Mahmud Abbas) que están dispuestos a negociar con Israel, pero también están dispuestos a dejar de lado los derechos del pueblo palestino. Entonces, ellos se transforman en los “paladines de la paz”.
Como sabe, el Gobierno de Venezuela ha sido tildado de “antisemita” por condenar la política criminal del Estado de Israel y romper relaciones diplomáticas. Recientemente, este argumento fue ampliamente desarrollado en el Congreso Judío Latinoamericano que se desarrolló en Jerusalén este mes de enero. Queremos preguntarle, en base a su condición de ciudadano israelí, ¿quién decide quién es antisemita y en base a qué se decide esto?
A mí me parece una aberración el juego este con el Gobierno venezolano. El Gobierno venezolano fue uno de los pocos gobiernos en el mundo, junto quizás solamente, al gobierno de Bolivia, que se puso en una posición clara y combativa frente a la masacre. Fueron los únicos gobiernos en este mundo que tuvieron una posición humana frente a lo que estaba pasando.
El antisemitismo acá se utilizó, se manipuló, para defender los intereses del partido militar en Israel, pero también para defender el imperialismo.
Tenemos que levantar una bandera de solidaridad con el Gobierno venezolano, ya que fue el único gobierno solidario con el pueblo palestino.
¿Es antisemita promover sanciones económicas a Israel?
No, al revés. Nosotros tenemos que romper ese mito. El Estado de Israel no representa al pueblo judío, sino que representa a una ideología imperialista y colonial, contra la cual tenemos que luchar, como judíos y como seres humanos.
Es al revés. El internacionalismo expresado por Chávez y por Evo Morales es un símbolo para toda la humanidad, y también para el pueblo judío.
¿En alguna ocasión a usted le han llamado antisemita en su propio país?
En nuestro caso, a nosotros nos llaman “judíos que se odian a sí mismos”. Pero, más que llamarme por nombres, me han amenazado bastantes veces. En este último mes he recibido muchísimas amenazas, contra mí, contra mi compañera, contra mi familia. Pero la lucha continúa. No hay nada que hacerle.
¿Qué perspectivas se abren a partir del 10 de febrero y qué espacio queda para la construcción de un Israel más justo, más democrático, más igualitario y más justo?
Inmediatamente, las perspectivas son muy negativas. La ultraderecha fascista está por tomar el poder. Pero, como dijo en su momento Che Guevara: “La lucha es de hoy y el futuro es nuestro”. No creo que el fascismo en Israel pueda crear un régimen estable, y por lo tanto tenemos que seguir luchando, porque verdaderamente un futuro diferente es posible.
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